No solo soy Terapeuta Ocupacional, tampoco solo soy tutor de campo clinico, tambien soy docente de aula. Dentro de las asignaturas que realizo, los futuros colegas, Señoritas Marisa Álvarez, Bárbara
Inostroza, Melissa Moya, Milader Olivares, y don Alan Rancuzi, realizaron un excelente ensayo sobre la infancia, la inmigración y la discriminación. Felicitarlas y felicitarlo por el asertivo documento.
El presente ensayo
tiene como objetivo dar a conocer nuestra visión sobre la gran relevancia del
fenómeno migratorio en Chile, haciendo referencia y de especial importancia a
los infantes extranjeros y el cómo esto puede afectar en ellos, dado el cambio radical
que ocurre en sus vidas, partiendo por el simple hecho de no recibir una
orientación sobre las razones de emigrar a Chile y hasta del no recibir una
previa educación del país al que llegaran (tanto en cultura, lenguaje, entre
otros).
La infancia y migración
es un tema que hoy en día tiene a los profesionales muy interesados, por el
hecho de que en nuestro país han llegado muchos extranjeros, especialmente
Haitianos, pero es preocupante el caso de los niños, los cuales son “arrebatados”
de su país de origen y llevados a otro sin poder dar su opinión, sin un
conocimiento previo de a donde llegaran y el impacto socioafectivo que se le
genera ya estando aquí, cabe destacar que muchas veces los infantes al verse insertados en este nuevo entorno
generan un auto desprecio por su cultura, y es tanto así que llegan a sentir un
rechazo por su lengua nativa.
Pero ¿cómo podemos
ayudar los chilenos para lograr una comunicación efectiva? Según la directora
del grupo intercultural en el seminario de la CIFICH realizado en la
Universidad de Chile, la Sra. Juana Campos habla sobre su ‘’Experiencia en el caso
de la escuela Valle de la Luna en Quilicura”, hace alusión en base de su
vivencia en el taller bilingüe del establecimiento en conjunto a sus alumnos
(tanto chilenos como extranjeros), que para poder ayudar a los infantes
migrantes en su desarrollo en este país lo principal es respetar y escuchar el
idioma de origen, para que así ellos puedan adaptarse con mayor facilidad al
establecimiento y a los sujetos ajenos a su cultura, a causa de este proceso
los niños aprenden de mejor manera el castellano hablado, no sienten un auto
desprecio por su cultura y al trabajar en conjunto con niños chilenos evitan la
resistencia de estos.
¿Sera un programa
educativo solo para el idioma? La
directora Campos hace mención de los diversos talleres del programa para los
infantes inmigrantes, que no solo abarcan el lenguaje hablado y escrito, sino que
también se enfocan sobre la orientación de la convivencia escolar, actividades
de acción social, prevención de drogas y alcohol, entre otras actividades
especiales que se entregan, tales como para trastornos de comunicación y relación con el
medio, trastornos motores, ayudándolos así a poder incluirse de mejor manera a
la sociedad en la que viven hoy, logrando desenvolverse de mejor forma sin sentirse
rechazados.
¿Cómo se logró este
gran paso educacional? Campos nos expone esta experiencia en específico,
aludiendo sobre las barreras de la comuna de Quilicura partiendo por la
dificultad geográfica para trasladarse de la comuna a otras de la región ya sea
para trabajo, estudios u otros y la gran cantidad de inmigrantes que ha
conllevado a un agotamiento de las comunidades educativas ante la experiencia
con los extranjeros y su llegada a los establecimientos. La directora del grupo
intercultural comenzó este camino en el año 2015 mediante una asesoría técnica en
la cual logra llegar al establecimiento Valle de la Luna proponiendo un taller
bilingüe inclusivo, de esta forma consigue un compromiso con los funcionarios y
el establecimiento mediante actividades recreativas, las cuales a través del
tiempo han logrado un avance importante en la institución generando menos
problemáticas a la hora de enseñanza en el trabajo en aula y en la convivencia
diaria.
A sí mismo, el
prejuicio que se ha dado en los niños es debido a sus padres, los cuales tienen
complejidad para convivir con personas extrajeras generando un rechazo o
"resistencia". Los adultos no toman conciencia del daño que pueden
generar en los infantes con su poca tolerancia hacia los sujetos pertenecientes
a otra cultura, como bien dice Juana Lorena Campos:
“Cuando llegaron
los niños haitianos a la Escuela, los padres estaban muy molestos por la
situación, donde nos propusimos a realizar espacios interculturales con los
infantes, la cual con el tiempo ha tenido resultados favorables, pero a la
Escuela es imposible realizar estos espacios para los padres, debido a que no
quieren participar o por otros factores influyentes” (Representante
del seminario "Infancia y migración") teniendo como factores influyentes la alta actividad laboral y muchos
que simplemente no les interesa convivir con los haitianos y generar espacios
de esparcimiento con estos.
Esto nos hace
reflexionar que la educación de los infantes puede jugar en contra por los
padres. La Escuela Valle de la Luna busca que las nuevas generaciones puedan
comprender que la convivencia ha cambiado, debido a la variedad de la cultura y
que se debe aprovechar los espacios interculturales, para que así se pueda
experimentar más con la diversidad de idiomas, características personales de cada
persona, y que gracias a esto nos hacen único e irrepetibles y que no se
amerita un rechazo o prejuicio frente a los demás.
También podemos
aludir que el auto desprecio se genera, debido a que siempre la persona busca
"encajar" en la sociedad para poder ser aceptados, sintiendo
desprecio por su lengua nativa y sintiéndose excluidos por sus pares, Juana
Lorena Campos nos plantea como “Lamentablemente la sociedad chilena no
respeta la cultura de los demás y menos el idioma, como por ejemplo muchos
avalan el inglés, pero existe un gran rechazo al idioma indígena o en este caso
el idioma Creole. Los niños son muy perceptivos y reciben sensaciones de
desagrado. (Directora del grupo intercultural, representante del seminario
"infancia y migración").
Otro punto que nos
convoca es que, el Estado Chileno lo único que les asegura a los niños
extranjeros es el ingreso al país y educación, pero no toma en cuenta otros
factores esenciales para todo niño como la alimentación o los artículos escolares,
en comparación a los infantes nacionales que tienen esa accesibilidad básica
que debe tener un niño al ingresar a un establecimiento escolar. Simplemente
para el niño extranjero no hay políticas que lo protejan ni le den una calidad
de vida mínima.
Además, la política
pública en relación a la interculturalidad no avanza y solo relaciona a la
población nacional, excluyendo a la comunidad extranjera. Podemos añadir que no
existe algún programa que les garantice a los inmigrantes haitianos acuerdos
legales, como los que hay con otros países vecinos y a causa de esto, la población
mencionada anteriormente no logra surgir por falta de oportunidades, obteniendo
una deficiente calidad de vida, ya sea por educación, salud y políticas en
general.
También podemos
mencionar que el Ministerio de Educación no entrega apoyo económico al
establecimiento, lo cual perjudica a todos los estudiantes de la escuela Valle
de la Luna, donde la falta de recursos impide que los niños vivan otras
experiencia, como por ejemplo falta de implementos para la realización de
talleres, de espacios para compartir culturas, implementos para el apoyo de las
clases y diversas actividades de recreación que ayudarían a los infantes a
experimentar nuevas cosas, para fomentar la participación de ellos, trabajo en
equipo y poder generar vínculos con sus pares, etc.
Con respecto a
esto, el Estado aparte de no financiar al establecimiento, exigen cumplir los
programas académicos que están en español, lo cual es un elemento en contra
para los estudiantes extranjeros, debido a que no manejan el idioma al 100% y
cuando lo manejan ya tiene cierto atraso en el aprendizaje esperado por el
ministerio. Los estudiantes de la escuela Valle de la Luna tiene actividades
extra programáticas que son realizadas por los voluntariados del grupo
intercultural de la Sr. Juana Campos, pero por parte de la comunidad educativa
estas instancias no existen, son impensadas y como bien dice "no existe estrategias pensadas u organizadas
por parte del Estado, solo la buena voluntad del mundo que se organiza en torno
a apoyar esta causa, lo cual creo que
todos tenemos que movilizarnos y no esperar a la autoridad que lo realice. Esas
son las instancias individuales que pueden mejorar un poco el mundo" (Directora del grupo intercultural,
representante del seminario "infancia y migración").
A modo de
conclusión y con respecto a las preguntas realizadas por nuestro grupo a Juana durante
el seminario “¿qué se hace para que los niños chilenos modifiquen su
resistencia antes los haitianos?” vemos que la respuesta de la Directora es un
tanto triste frente a esta interrogante, mencionando que los niños no son
xenófobos, que todo rechazo que ellos demuestran frente a los demás se instala
en ellos como una especie de copiar lo que ven en sus casas, de replicar las
malas prácticas de racismo de sus padres y ya al pasar el tiempo y convivir con
sus pares ven que no hay peligro alguno ni maldad en la convivencia con ellos,
haciendo de a poco el cambio y compartiendo sin problemas.
En la segunda
interrogante “Desde el punto de vista de la psicomotricidad se está abarcando
la integración de niños haitianos a través del juego, pero ¿cómo trabajan la
parte emocional y psicológica de estos niños?, ¿se está haciendo algo?”
recibimos una respuesta similar a lo ya mencionado, el estado no les
proporciona a los extranjeros una calidad de vida, las políticas públicas no
son para todos los niños, MINEDUC exige un aprendizaje mínimo al
establecimiento sin importar las capacidades o diferencias culturales que
puedan tener los estudiantes, los profesores cumplen con su trabajo del
contrato, las psicopedagogas y educadoras diferenciales trabajan después de
clases con estos niños haitianos, los programas que se están realizando en la
Escuela Valle de la Luna son para niños del primer ciclo (1º a 4º básico), los
demás estudiantes quedan excluidos de participar, los espacios interculturales
son escasos tanto dentro del establecimiento como dentro de la comuna y los
voluntariados trabajan exhaustivamente para conseguir una integración de todos
los niños intentando compartir sus culturas, pero no se le puede exigir a unos
pocos algo que debiese ser tarea de todos, en conjunto.
Entonces nos queda
preguntarnos a nosotros mismos como futuros terapeutas ocupacionales y como
personas naturales ¿qué hacemos nosotros para trabajar en este objetivo de
eliminar el racismo? Si bien sabemos que no podemos pedir al estado estos
cambios y nuevas políticas que incluyan, den protección y calidad de vida a los
niños inmigrantes de forma pronta, pero si podemos cada uno empezar a generar
las instancias de cambio, de derribar la intolerancia y el odio que hay frente
a los extranjeros en nuestro país y así, como comunidad, ir dándoles más
oportunidades en todo ámbito a los adultos para que estos a su vez puedan darles
otro tipo de vida a sus hijos.